jueves, 24 de febrero de 2011

miércoles, 23 de febrero de 2011

MAESTROS DEL REALISMO E HIPERREALISMO.

Bodegón con calabazas. Antonio Capel. España


Bodegón. Luciano Ventrone. Italia

Bodegón con membrillos. Luciano Ventrone. Italia

Bodegón. Antonio Capel. España


Florero. Giuseppe Muscio. Italia

 ´                                                 Flores de mi tiempo. Giuseppe Muscio. Italia

Incertidumbre. Pascal Chove. Italia

Limones y vidrio. Giuseppe Muscio. Italia

Mano. Javier Arizabsolo. España

Pensamiento. Pascal Chove. Francia

Una bella tarde. José Berrell. España

                                                   Uvas. José Berrell. España

Album publicado por el artista colombiano Gildardo Zambrano Patoja en Facebook

domingo, 20 de febrero de 2011

VERMEER,JAN . LA VISTA DE DELFT


Para pintar LA VISTA DE DELFT,  Vermeer utilizó el telescopio que tenía en su casa apuntando a la ciudad y que proporcionaba al artista el aspecto trasladado al lienzo, que se admira actualmente por su concisión y especial estructura, era el telescopio invertido.
 Condensando la vista panorámica de un sector determinado, disminuyendo las figuras del primer plano a una dimensión inferior a la normal, enfatizando el primer plano tal como puede verse en el cuadro, y de la misma manera haciéndo que el resto de la composición retroceda en el espacio.
 La imagen así obtenida proporciona efectos ópticos que, sin ser únicos en la pintura holandesa del siglo XVII, como a menudo se ha dicho, transmite un paisaje urbano que está unido en la composición y está envuelto atmosféricamente en una luz brillante.
 Este cuadro es una representación idealizada de Delft, con sus características principales simplificadas y  encajadas en el marco de la bahía.
 Destacan las formaciones de nubes acercándose a la ciudad.
 Se representa una hilera de casas casi todas de ladrillo rojo en el puerto de Delft. 
Detrás de ella puede verse la ciudad, algunas torres y en el agua se reflejan los muros de la misma.
 Cronológicamente es la última pintura de Vermeer ejecutada en una pigmentación rica y plena, con acentos de color puestos con un pincel cargado. El artista representó en este cuadro a su ciudad con simplicidad y  grandeza.
 Se encuentra en el Mauritshui de La Haya.

VERMEER, JAN. JOVEN CON SOMBRERO ROJO





 
Vehículo perfecto para su talento es el cuadro titulado :

 LA JOVEN CON SOMBRERO ROJO
 Cuadro de la década de 1660, cuando creó las serenas escenas de interiores que le han granjeado la fama.
 Su obra recogió la tradición de la escuela holandesa del siglo XVII sobre temas cotidianos y la elevó de categoría.
 Pese a ser un cuadro tan pequeño, posee un enorme impacto visual y atrevido para la época.
Una chica vestida de manera exótica, con los sensuales labios entreabiertos, mira por encima del hombro al espectador, mientras reflejos atmosféricos lanzan destellos sobre su cara y pendientes.
 Aquí, no obstante, la figura es más grande, y mira al observador desde el primer plano. Su extravagante sombrero rojo y el chal azul son muy llamativos para tratarse de una obra de Vermeer.
 Al contrastar los colores  brillantes con un fondo más apagado, intensifica la teatralidad y potencia a la joven. Su repertorio incluía capas opacas, vidriados finos, la técnica del “mojado sobre mojado” y puntos de color.
 El sombrero se crea primero con un rojo anaranjado opaco, además de pinceladas de rojo y naranja semitransparentes, que se añaden encima para las plumas que captan la luz.
 Un pañuelo de un blanco intenso atrae la atención hacia el rostro dela chica, con algo de pintura blanca raspada para revelar la base más oscura que hay debajo.
Puntos perlíferos resaltan los adornos de la piel y animan el rostro de la muchacha. Técnicas tan meticulosas ayudan a explicar por qué la producción de Vermeer fue escasa, y por qué ejerce semejante fascinación.

lunes, 14 de febrero de 2011

Ferdinand Victor Eugène Delacroix

LEON FELIPE . AQUI VINO Y SE FUE







Y dexas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo.
                            

    Fray Luis de Leòn                                                 


Aquí vino...
y se fue
Vino, nos marco nuestra tarea
y se fue.

Tal vez detrás de aquella nube
hay alguien que trabaja
lo mismo que nosotros,
y tal vez
las estrellas
no son mas que ventanas encendidas
de una fábrica
donde Dios tiene que repartir
una labor también.

Aquí vino
y se fue

Vino, lleno nuestra caja de caudales
con millones de siglos y de siglos.
nos dejó unas herramientas...
y se fue.


Él, que lo sabe todo,
sabe que estando solos
sin Dioses que nos miren
trabajamos mejor.

Detrás de ti no hay nadie. Nadie,
ni un maestro, ni un amo, ni un patrón.

Pero tuyo es el tiempo. El tiempo y esa gubia
con que Dios comenzó la creación.

DOCUMENTARIE SUR COROT : la peinture de paysage en révolution

ANALYSÉ DE TABLEAU : le St-Sébastien de Mantegna au Louvre

LIGNES, FORMES, COULERS.....

Collection Palettes - bande-annonce

JAUBERT, ALAIN .Collection Palettes -

lunes, 7 de febrero de 2011

PIERRE LISSAC. Le voyage du ''Ptolomée'' y otros dibujos


 











ALEXANDR PUSHKIN. Prisionero





Estoy entre rejas en húmeda celda.
Criada en cautiverio, un águila joven,
mi triste compaña, batiendo sus alas,
junto a la ventana su pitanza pica.

La pica, la arroja, mira la ventana,
como si pensara lo mismo que yo.
Sus ojos me llaman y su griterío,
y proferir quiere: ¡Alcemos el vuelo!

¡Tú y yo somos libres como el viento, hermana!
Huyamos, es hora, do blanquea entre nubes
la montaña y brilla de azul la marina,
donde paseemos sólo el viento. ..¡y yo!

Versión de Eduardo Alonso Duengo

sábado, 5 de febrero de 2011

VERMEER, JAN. LA TASADORA DE PERLAS (Mujer con balanza)






Este cuedro fue pintado hacia 1662-64. La tasación de perlas es comentada por la escena del Juicio Final que vemos en la pared: ante el Cristo sopesando las almas, el concentrarse en bienes parece vano y futil. 
Sostenida entre los dedos delgados de una mujer, una balanza delicada, y vacía, forma el punto central de este lienzo.
 Detrás de la mujer cuelga un cuadro del Juicio Final. En esos tiempos, temas bíblicos e históricos como este eran considerados más dignos de atención que la representación de la vida cotidiana, tan querida por muchos artistas neerlandeses.
 Aquí Vermeer utiliza el simbolismo para narrar una historia moral a través de una escena en apariencia corriente. Como en muchas obras de Vermeer, esta pintura refleja una composición planeada con mucho cuidado para expresar una de sus mayores preocupaciones; encontrar el equilibrio subyacente de la vida.
 El punto de fuga central del cuadro se halla en las yemas de los dedos de la mujer. Sobre la mesa, ante ella, descansan tesoros terrenales; perlas y una cadena de oro.
Detrás de ella, Cristo preside el Juicio Final. Hay un espejo en la pared, símbolo artístico habitual de vanidad y sofisticación, mientras una suave luz que cruza la escena añade una nota espiritual.
 La mujer serena, similara a una Madonna, se yergue en el centro, y sopesa con calma las preocupaciones del mundo transitorio en contraposición con las espirituales. La típica paleta de amarillos, azules y grises de Vermeer subraya el conjunto con armonía visual y equilibrio.
Existe una gran sutilidad en los interiores maduros y reflexivos de Vermeer, así como una técnica del pincel magistral (desde los elegantes reflejos en los platillos hasta la textura más tosca del vestido de lana amarillo de la mujer), que convierte cada obra de Vermeer en una nueva y magistral lección de pintura. Este cuadro se encuentra en la National Gallery of Art de Washington.

viernes, 4 de febrero de 2011