martes, 26 de enero de 2010

LEÓN FELIPE. Poemas religiosos

UNA CRUZ SENCILLA


Hazme una cruz sencilla,
carpintero...
sin añadidos
ni ornamentos...
que se vean desnudos
los maderos,
desnudos
y decididamente rectos:
los brazos en abrazo hacia la tierra,
el astil disparándose a los cielos.
Que no haya un solo adorno
que distraiga este gesto:
este equilibrio humano
de los dos mandamientos...
sencilla, sencilla...
hazme una cruz sencilla, carpintero

LEÓN FELIPE. Poemas religiosos

¡SOÑAR, SEÑOR, SOÑAR!


Hazme soñar... ¡Soñar, Señor, soñar!...
¡Hace tiempo que no sueño!
Soñé que iba una vez -cuando era niño todavía,
al comienzo del mundo-
en un caballo desbocado por el viento,
soñé que cabalgaba, desbocado, en el viento...
que era yo mismo el viento...
Señor, hazme otra vez soñar que soy el viento,
el viento bajo la Luz, el viento traspasado por la Luz,
el viento deshecho por la luz,
el viento fundido por la luz,
el viento.., hecho Luz...
Señor, hazme soñar que soy la Luz...
que soy Tú mismo, parte de mí mismo...
y guárdame, guárdame dormido,
soñando, eternamente soñando
que soy un rayito de Luz de tu costado.

LEÓN FELIPE. Poesías religiosas

EL CRISTO DE VELÁZQUEZ


Me gusta el Cristo de Velázquez.
La melena sobre la cara...
y un resquicio en la melena
por donde entra la imaginación.
Algo se ve.
¿Cómo era aquel rostro?
Mira bien,
compónlo tú.
¿A quién se parece?
¿A quién te recuerda?
La Luz entra
por los cabellos manchados de sangre
y te ofrecen un espejo.
¡Mira bien!... ¿No ves cómo llora?
¿No eres tú?... ¿No eres tú mismo?
¡Es el hombre!
El hombre hecho Dios.
¡Qué consuelo!
No me entendéis...
¿Por qué estoy alegre?
No sé...,
tal vez porque me gusta más así:
el hombre hecho Dios,
que el Dios hecho hombre.

jueves, 14 de enero de 2010

HENRI MATISSE. ETAPAS DE SU OBRA. DESNUDO ROSA Y DESNUDO AZUL







En mayo de 1906 realiza un viaje de dos semanas a Argelia, donde visita el oasis de Biskra.
 Curiosamente no realiza allí cuadro alguno, pero a su regreso a Francia pinta en Colliure la obra Desnudo azul (Recuerdo de Biskra), en cuya realización se puede observar la influencia de la escultura africana y la utilización de colores poco diferenciados.
 El Desnudo, en el que domina la línea, puede relacionarse con alguna de sus esculturas.
 Matisse se lleva a París cerámica popular y otros objetos de Biskra que aparecen representados en ocasiones en sus obras.
 África y su exotismo le entusiasman, y realiza diversos viajes entre 1911 y 1913 y en 1923 a Tánger, que modifican por completo la luz y el color de su obra, como puede observarse en El taller del artista (1911), Paisaje visto desde una ventana (1912-1913) y otras. 
En 1917 se instala en Niza, donde comienza el período denominado nicenco, en el que domina como tema la mujer, que da lugar a la serie Odaliscas, y que continuará hasta los años treinta.
 Progresivamente su técnica se simplifica y trata los colores de forma plana, como sucede con las obras que en 1910 realiza por encargo de Shchukin para su casa de la calle Znamenski: La danza (colocada en la escalera) y La música.
 Pese a este proceso simplificador, no deja de introducir en un primer momento elementos decorativos y arabescos.
 Hacia 1928 simplifica sus formas y se interesa particularmente por la línea y el color, sin perder su audacia, como se pone de relieve en la obra Desnudo rosa (1940), en la que realiza un arabesco perfecto.
 En sus últimos años Matisse realizó una serie de aguadas recortadas, que bordean la abstracción.
 La obra más ambiciosa de esta época fue la decoración y proyecto de la capilla del Rosario, en Vence (1948-1950).
 Ilustró, entre otras obras, las Poesías de Mallarmé.

sábado, 2 de enero de 2010

LUIS CERNUDA. Tres misterios gozosos






El cantar de los pájaros, al alba,
cuando el tiempo es más tibio,
alegres de vivir, ya se desliza
entre el sueño, y de gozo
contagia a quien despierta al nuevo día.

Alegre sonriendo a su juguete
pobre y roto, en la puerta
de la casa juega solo el niñito
consigo, y en dichosa
ignorancia, goza de hallarse vivo.
El poeta, sobre el papel soñando
su poema inconcluso,
hermoso le parece, goza y piensa
con razón y locura
que nada importa: existe su poema.