lunes, 28 de diciembre de 2009

ALEXANDR PUSHKIN. El cantor





¿Echasteis la voz nocturna junto al soto
del cantor del amor, del cantor de su pena?
en la hora matutina, cuando callan los campos
y el son triste y sencillo de la zampoña suena,
               ¿no la habéis escuchado?

¿Hallasteis en la yerma oscuridad boscosa
al cantor del amor, al cantor de su pena?
¿Notasteis su sonrisa, la huella de su llanto,
su apacible mirada, de melancolía llena?
               ¿No lo habéis encontrado?

¿Suspirasteis atentos a la voz apacible
del cantor del amor, del cantor de su pena?
Cuando visteis al joven en medio de los bosques,
al cruzar su mirada sin brillo con la vuestra,
               ¿no habéis suspirado?

Versión de Eduardo Alonso Duengo

jueves, 10 de diciembre de 2009

ALEXANDER PUSHKIN. Mañana invernal

                          


                                               

Зимнее утро
Мороз и солнце; день чудесный!
Еще ты дремлешь, друг прелестный -
Пора, красавица, проснись:
Открой сомкнуты негой взоры
Навстречу северной Авроры,
Звездою севера явись!

Вечор, ты помнишь, вьюга злилась,
На мутном небе мгла носилась;
Луна, как бледное пятно,
Сквозь тучи мрачные желтела,
И ты печальная сидела -
А нынче... погляди в окно:

Под голубыми небесами
Великолепными коврами,
Блестя на солнце, снег лежит;
Прозрачный лес один чернеет,
И ель сквозь иней зеленеет,
И речка подо льдом блестит.

Вся комната янтарным блеском
Озарена. Веселым треском
Трещит затопленная печь.
Приятно думать у лежанки.
Но знаешь: не велеть ли в санки
Кобылку бурую запречь?

Скользя по утреннему снегу,
Друг милый, предадимся бегу
Нетерпеливого коня
И навестим поля пустые,
Леса, недавно столь густые,
И берег, милый для меня.


Mañana invernal

Nieve helada y sol brillante; ¡qué día tan maravilloso!
y tu aún duermes, encantadora amiga.
Ya es hora, hermosa, despierta;
despliega tu dormida vista,
al encuentro de la aurora boreal,
¡como si apareciese la estrella polar!

Anoche, recuerda, la desapacible tormenta de nieve,
la borrasca y los nubarrones sobre el turbio cielo,
la luna, como un pálido velo,
apareció amarilla tras las sombrías nubes,
y tú te sentaste triste.
Pero ahora…asómate a la ventana:

La nieve, bajo el azul del cielo
se extiende como una esplendorosa alfombra,
resplandeciendo  a la luz del sol,
en el bosque oscuro se trasluce
el verde de los abetos bajo la escarcha helada,
y el río, bajo el hielo, relumbra.

Una luz de ámbar ilumina toda la habitación,
la chimenea, arde con toda su potencia,
y alegre cruje y crepita.
Es grato quedarse a meditar en el diván,
pero sabes: ¿porque no ordenar que
nos enganchen una yegua castaña al trineo?

Nos deslizaremos sobre la nieve de la mañana,
amiga querida, arrastrados apresuradamente
por el impaciente caballo,
y visitaremos los campos vacíos,
el bosque, no tan espeso ahora,
y la ribera, tan querida para mí.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

MISTICOS ESPAÑOLES

Yo toda me entregué y di,
Y de tal suerte he trocado,
Que mi Amado para mí
Y yo soy para mi Amado.


En esta soledad con Dios, culmina la aspiración que mueve al místico y ocasiona sus goces y desalientos. Y así lo siente Santa Teresa y lo expresa en sus poesías y en el relato de su vida que ella misma hace por mandato de su confesor:


“Quiere Dios por su grandeza que entienda esta alma que está Su Majestad tan cerca de ella, que ya no ha menester enviarle mensajeros, sino hablar ella misma con Él, y no a voces, porque está ya tan cerca, que en meneando los labios la entiende”.

“Querría ya esta alma verse libre; el comer la mata; el dormir la acongoja; ve que se le pasa el tiempo de la vida pasar en regalo, y que nada ya la puede regalar fuera de Vos; que parece vive contra natura, pues ya no querría vivir en sí sino en Vos”.


Teresa de Ahumada nació en Ávila, el 28 de Marzo de 1515
. Desde temprana edad, quizás influenciada por la afición de su padre a la lectura, solía leer vidas de santos que causaron en ella una gran impresión, hasta el punto de que junto con su hermano Rodrigo, con el que compartía juegos y sueños, decidieron que deseaban convertirse en mártires para conquistar la gloria eterna y para conseguirlo abandonaron su casa para dirigirse a tierra de moros con las esperanza de morir por la fe. Su viaje fue corto, pues llegados a Adaja se toparon con su tío que rápidamente los devolvió al lado de sus padres.
 Esto no desanimó a Teresa que planeó construir en el jardín de su casa una celda para poder vivir como ermitaños, proyecto que también fracasó, pero desde entonces, Teresa empezó a amar la soledad.


La madre de Teresa murió cuando ésta tenía catorce años lo que la afectó en extremo y así lo cuenta ella misma:

 “Como yo comencé a entender lo que había perdido, afligida fuíme a una imagen de Nuestra Señora y supliquéla fuese mi madre, con muchas lágrimas. Paréceme, que aunque se hizo con simpleza, que me ha valido…..”


 
Por aquella época, ella y su hermano comenzaron a leer libros de caballerías y fue tanta su afición que así lo reconoció al escribir sobre su vida :
” ….y apréciame no ser malo, con gastar muchas horas del día y de la noche en tan vano ejercicio, aunque escondida de mi padre. Era tan en extremo lo que en esto me embebía, que, si no tenía libro nuevo, no me parece tenía contento.”
y dice además sobre lo mucho que le influían estos libros :
”Comencé a tener galas, y a desear contentar en parecer bien, con mucho cuidado de manos y cabello y olores y todas las vanidades que en esto podía tener ...."