Cada uno de los puntos que componen la obra tienen un tamaño similar, de forma que el espectador no puede dejar de observar una perfección que hace pensar en una imagen idílica congelada, como una visión duradera de la realidad o la imagen.
Según Martín González, el cambio o evolución del impresionismo al puntillismo se vio beneficiado por los estudios teóricos y científicos de Cheveral, entre otros, sobre el color y las formas que, si bien ya habían sido conocidos y leídos por pintores de épocas y estilos pasados, son los puntillistas los que lo llevan a su máxima aplicación.
En Italia los puntillistas adoptaron el segundo de los nombres expuestos, el de divisionistas. Del país itálico destacaremos las obras de Segantini y Previati.
El centro de producción puntillista fue Francia, donde desarrollaron sus carreras Seurat y Signac, máximos representantes de la corriente y pintores que centrarán nuestra atención más abajo. La relación entre ambos fue profunda.
Se conocieron en la Sociedad de Artistas Independientes, grupo que acogió y permitió organizar exposiciones regulares a aquellos pintores que la crítica rechazaba por las osadas técnicas o la falta, según siempre los academicistas, de técnica. Eso mismo pensaban los impresionistas cuando en el año 1886 Pissarro insistió para que los puntillistas estuvieran en la exposición impresionista de París, donde podrían exponer junto con los grandes artistas del momento como Monet y Renoir quienes, lejos de aceptar a los jóvenes pintores, dejaron la exposición llevándose con ellos sus obras.
George Seurat
George Seurat (1859-1891) es considerado el iniciador del puntillismo. A pesar de su corta vida, ha pasado a formar parte de la historia del arte universal con sus obras basadas en la racionalización de las emociones, las escenas y los colores.
Así consigue, sin mezclar estos tonos en el lienzo, una composición de manchas cuidadosamente colocadas, dando a sus obras una espectacular calma y armonía. Seurat también admiró profundamente a otros pintores como Piero della Francesca, Ingres, Poussin, etc.
Paul Signac
El otro seguidor de esta técnica del puntillismo fue Paul Signac (1863-1935), quien introduciría ciertos cambios respecto a su compañero. Transforma los pequeños puntos en pinceladas más amplias aportando mayor dinamismo a los cuadros que su compañero, a pesar de que continua con las ideas científicas. Profundo conocedor de estos tratados, publica una obra llamada Delacroix au neo-impresionismo donde muestra su entusiasmo por la fusión de arte y ciencia, de sentimientos y técnica.