Vuelve hasta mí en el silencio de la noche,
tu voz que yo amo, y tus palabras
que yo no olvido. Vuelve hasta mí
para que tu ausencia no empañe el
cristal de la memoria, ni lo transforme
. ni lo empañe como el opaco de mis ojos.
Vuelve, con tus labios, con tus besos que
soñé en un estuario, vestido con la mortaja
de la niebla; y trae contigo la alta marea de la mañana
con la que todos los náufragos soñaron.