lunes, 9 de noviembre de 2015

CERNUDA, LUIS, EL VIENTO Y EL ALMA






Con tal vehemencia el viento
viene del mar, que sus sones 
elementales contagian 
el silencio de la noche. 

Solo en tu cama le escuchas 
insistente en los cristales 
tocar, llorando y llamando 
como perdido sin nadie. 

Mas no es él quien en desvelo 
te tiene, sino otra fuerza 
de que tu cuerpo es hoy cárcel, 
fue viento libre, y recuerda.